Las mujeres trans son uno de los grupos más vulnerables al trabajo sexual forzoso en la comunidad LGTBIQ+
- Ser indígena o afrodescendiente, estar en situación de discapacidad o ser migrante también son factores que incrementan la vulnerabilidad a esta modalidad de trata de personas.
- Mujeres trans se enfrentan al estigma y la discriminación por medio del arte, participando en la danza de la tunantada en Huancayo.
De acuerdo a la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos, realizada por el Ministerio de Justicia e Ipsos, el 37% de la población en Perú está poco o nada dispuesto a contratar a una persona trans. La falta de reconocimiento a la identidad de género no solo afecta su búsqueda de empleo, también su acceso a salud y educación. En el Día de la Visibilidad Trans, el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) comparte dos investigaciones que abordan las problemáticas de esta población vulnerable, pero también los avances logrados para su inclusión en la sociedad.
Expuestas a la trata de personas
El estudio Una exploración a los factores que determinan la trata de población LGTBIQ+ en Perú, realizado por Álvaro Monge, Yohnny Campana y Katherine Sánchez, de Macroconsult, se basó en los resultados de la Primera Encuesta Virtual para Personas LGTBIQ+, realizada en 2017 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), para conocer qué variables son importantes para considerar las probabilidades de ejercer trabajo sexual forzoso.
De acuerdo a los hallazgos, si se analiza según la identidad de género, las mujeres trans muestran la probabilidad más alta de ejercer trabajo sexual de manera forzosa. Los investigadores también observaron que hay condiciones de vulnerabilidad que incrementan o reducen las probabilidades de ejercer el trabajo sexual de manera forzosa. Ser indígena o afrodescendiente, estar en situación de discapacidad, ser migrante, haber sido víctima de agresión sexual, o sufrir discriminación en el hogar incrementa las probabilidades. En cambio, tener una pareja estable, mayor educación y soporte en el hogar las reduce.
La danza de la diversidad
Hasta la década de los 50, la danza de la tunantada solo era bailada por hombres. Las mujeres empezaron a participar en los años 70, y décadas después, también se integraron personas de la comunidad LGTBIQ+. Es el caso de Bélgica Ledesma (49) y Consuelo Herrera “Conchito” (64), dos activistas trans que llevan años siendo parte de esta danza declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2011. Ellas son los personajes del reportaje del periodista Percy Salomé, de Huanca York Times, ganador del VIII Concurso de Periodismo “Visibilidad LGBTIQ+: Derechos para todas las personas”, convocado por el CIES, con el Fondo Canadiense de Iniciativas Locales de la Embajada de Canadá en el Perú.
Ambas mujeres han sido víctimas de discriminación por su identidad de género, una situación que han vivido tanto en sus vidas profesionales y personales. Por eso, contar con un espacio donde pueden expresar el arte del baile y del disfraz, resulta reivindicativo para ellas y para toda la población LGTBIQ+.